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21 mayo 2018

El puerto de Monrepós, primera parte

En honor a la verdad diré, que habrá una segunda parte si las obras de la autovía que unirá Huesca con el Pirineo lo permiten. El nivel de transformación de la zona no asegura ni siquiera poder acceder a la vertiente norte, totalmente abandonada pero tomada por personal y maquinaria tras reiniciarse las obras que se paralizaron por la crisis hace 8 años y que se afanan hoy en transformar la antigua carretera en otro tramo más de la Autovía Mudéjar o A-23.

Pasado y futuro del paso del Monrepós.

La antigua carretera N-330, definida en el Plan de Caminos de 1940 como "de Murcia y Alicante a Francia por Zaragoza", reutilizó en el Monrepós el trazado de antiguas pistas militares creadas durante la guerra civil. Nacía en Alicante y desde allí se dirigía hacia el Pirineo atravesando Almansa, Utiel, Teruel, Daroca, Cariñena, Zaragoza, Huesca, el puerto de Monrepós (objeto de este reportaje), Sabináñigo y Jaca, finalizando en la frontera hispano-francesa por el puerto de Somport, término heredado del "summo porto" romano, por ser el paso más elevado para atravesar los Pirineos en dicha época. Inaugurada en 1946 y con casi 662 kilómetros de longitud total desde su punto de partida, a nivel local puso en comunicación la capital oscense con el área pirenaica. En sus orígenes atravesó el puerto de Oroel entre Huesca y Jaca, pero fue redirigida más adelante por el puerto del Monrepós aprovechando la ya existente carretera comarcal C-136, de Huesca a Francia por Sallent. En la siguiente imagen, extraída de un mapa de carreteras Firestone de 1958, podemos ver el trazado original antes de su desvío por el Monrepós.


Una vez atravesada la ciudad de Huesca, la carretera original compartía unos kilómetros con la N-240 (Tarragona a Bilbao y San Sebastián) hasta el embalse de la Peña, desde donde volvía a discurrir en solitario atravesando el puerto de Oroel. Como podemos ver en la misma fotografía, la actual N-330 aún se denominaba por entonces C-136. En el trazado compartido con la N-240 son dignos de destacar los imponentes mallos de Riglos o el puente metálico del embalse de la Peña, que nos ocupará próximamente en este blog. (Actualizado: La N-330 por el puerto de Oroel)


En esta primera parte vamos a recorrer dos tramos de la vertiente sur del puerto del Monrepós, desde Nueno hasta el enlace con las obras de la A-23 y desde Arguís hasta el viaducto del río Flumen, relativamente cerca del alto del puerto.



NUENO - ENLACE A23


Fuente: Instituto Geográfico Nacional

La autovía A-23 finaliza en Nueno, localidad en la que vuelve a sus orígenes como carretera de doble sentido de circulación y que nosotros abandonaremos para tomar el viejo trazado. Dicha autovía unirá el Mediterráneo con Francia, partiendo desde Sagunto y terminando en Somport, al igual que la carretera nacional a la que sustituirá. En la actualidad está terminada hasta este punto desde el que partimos, siendo los tramos restantes hasta la frontera tramos pequeños, en obras o pendientes de licitación o estudio. En cuanto al primer tramo de la primitiva N-330, que muere en el enlace con la carretera actualmente en uso a su paso por la Foz de San Clemente, se encuentra ahora habilitado para uso exclusivo de propietarios de las fincas colindantes a la carretera. Recién asfaltado en parte, mantiene afortunadamente los hitos tipo Peña, marcados como C-136 (recordemos que esta fue la denominación original antes de redirigir el itinerario de la N-330 por aquí) y en un estado de conservación bastante bueno. Además de esto, dispone aún de vallas metálicas de contención y un buen número de túneles excavados en la propia roca, como podemos ver en las siguientes fotografías.


                       






A destacar la supervivencia de auténticas rarezas como es esta señal de hormigón, de diseño y tipografía similar a las de chapa, y que se encuentran casi en exclusividad en la provincia de Huesca,




Este primer tramo termina abruptamente en la actual N-330, siendo imposible acceder a ella desde el trazado antiguo debido a la peligrosidad de realizar dicha maniobra, tanto por el intenso tráfico como por la ausencia de raya discontinua para seguir en dirección norte o el giro cerrado y forzado que habría que realizar para volver hacia Nueno. Damos media vuelta y volvemos a Nueno, donde retomaremos la N-330 actualmente en uso para subir hasta Arguís. Observamos en nuestro ascenso el serpenteante trazado de la C-136 que acabamos de conocer. Unos kilómetros más adelante, una vez llegados a Arguís, retomaremos la primitiva N-330, que a día de hoy nos permite acceder hasta la venta conocida como "Mesón Nuevo", al pueblo de Belsué y al entorno de la sierra de Guara. 



ARGUÍS - VIADUCTO SOBRE EL RÍO FLUMEN


Tomamos ahora altura desde Arguís y el embalse al que da nombre, por el trazado que figura en amarillo en el mapa. Nuestro objetivo, llegar hasta el túnel de Manzanera y el imponente viaducto que se ubica tras él, que salva el paso sobre la garganta del río Flumen y figura en el mapa como Puente de Cubils.

Fuente: Instituto Geográfico Nacional

Abajo queda Arguís, y a la izquierda de la siguiente fotografía, la actual N-330 y su conversión en autovía.



Otra rareza local, las vallas de protección de hormigón y sin mallazo.



Según ascendemos observamos cómo recientemente los hitos metálicos de los años 80 y la antigua señalización vertical han sido sustituidos o eliminados. Será cuestión de tiempo que ocurra lo mismo con el asfalto, envejecido y bacheado. 

Una vez pasada la Venta, encontramos a nuestra izquierda la boca sur del túnel. Aquí la carretera se bifurca, a nosotros nos interesa el ramal izquierdo, el cual se interna en el túnel de Manzanera, por donde continuaba el trazado original. Este es un punto de gran interés "carreteril", por un lado por el largo túnel, que nos recibe sin ningún tipo de iluminación, lo que unido a la tosquedad de su falta de revestimiento interior y a la sensación de abandono aporta tintes intimidatorios. Por suerte, hay luz al final del túnel, lo que rebaja un poco la incomodidad inicial.

                           

                           

Por otro, una vez que pasamos al otro lado y tras haber levantado a nuestro paso millones de partículas de polvo depositadas por las obras y la dejadez, llegamos al magnífico viaducto sobre el río Flumen. Visible también desde la autovía, merece la pena detenerse aquí y dedicar unos minutos a su observación, ya que es una obra de gran belleza y cuidado detalle, como atestigua la decoración de sus muretes, intercalados a lo largo de las barandillas. Un tanto deslucido por la falta de uso, hoy en día no lleva a ninguna parte, ya que a unos pocas decenas de metros la carretera se corta. En principio esta vieja carretera será reconvertida en vía de servicio de la autovía, y ojalá sea cierto, es un trazado lo suficientemente histórico como para destruirlo o dejarlo inaccesible, no obstante, todo esto es información no contrastada.




Desde el viaducto podemos ver la autovía. Una vez que lo atravesamos y tras una ligera curva a derecha, la carretera se encamina en busca del alto del Monrepós. Más bien, donde antiguamente se encontraba señalizado el alto, situado hoy en la carretera actual.

                         



Hasta aquí llega el tramo abierto, en adelante la carretera se ve afectada por los desmontes del tramo de autovía ya abierto al tráfico e incluso parte de su plataforma ha sido destruída. Hasta aquí llega también el reportaje de esta primera parte. Tras la visita a esta zona, tocó descender nuevamente al punto de partida, en este caso hasta Arguís, para retomar la actual N-330 y continuar hacia Jaca. En la bajada aproveché para detenerme y fotografiar un hito que da fe de la "bipolaridad" de esta carretera, por un lado marca N-330, por el otro C-136.




La bajada norte desde la actual N-330 sorprende notablemente por lo acusado de la pendiente en sus primeros kilómetros y cierta sensación de vértigo. Desde aquí las obras de conversión en autovía pisan el acelerador, pintura amarilla a litros, grandes movimientos de tierra, explanaciones, desmontes y maquinaría por doquier. Al final del puerto nos encontramos las tristemente famosas curvas enlazadas de radio perfecto que tanta salida de calzada han provocado. Todo esto quedará olvidado con la apertura de la autovía y el Monrepós se convertirá en otro paso de montaña insulso, tal y como pasó con Despeñaperros en la N-IV. Menos mal que al menos allí, hoy se puede conducir tranquilamente por su trazado decimonónico. No sé si en Monrepós ocurrirá lo mismo, por lo que habrá que intentar documentarlo antes de que sea demasiado tarde...

Nuevamente, el pasado y el futuro de este paso.


ENLACE A SEGUNDA PARTE