Por lo general, cuando se rectifican trazados y se eliminan curvas, estas pasan a quedarse como pequeños tramos abandonados. En ocasiones tienen la suerte de mantener cierto uso como acceso a fincas, en otros casos se abandonan hasta ser engullidos por la vegetación, y de forma cada vez más habitual se destruye la calzada y se arroja una capa de tierra encima para propiciar la restitución paisajística del entorno. En otras ocasiones, las menos, el tramo se reutiliza como área de descanso, dejándolo tal cual quedó o cortando su continuidad con lo que se tercie, como en este caso.
Estamos en la actual N-629, de Colindres (S) a Cereceda (BU), que fue una pequeña carretera local que posiblemente unió Arceniega (BI) con la N-232 poco después de Oña (localidad que visitamos hace unos meses). Digo posiblemente por que me ha sido imposible confirmar esta hipótesis. La cartografía antigua recogía las denominaciones de carreteras nacionales y comarcales, no así las locales dado el gran número de ellas.
El primer obstáculo que se encuentra esta N-629 desde su nacimiento en la N-232 es La Horadada, una pequeña sierra en cuyo cañón tallado por el Ebro se encaja la carretera. Es en este punto donde nos centraremos en este reportaje. Como podemos ver en la primera fotografía, compartida en su momento en Facebook por Gonzalo Fernández Avezuela, el paso sobre el río se realizaba por un antiguo puente construido entre 1860 y 1862. Discurre totalmente perpendicular al cauce del río, solución profusamente utilizada hace décadas, cuando en la época de la tracción animal, lo importante no eran las velocidades medias a desarrollar en la vía, si no la economía de materiales y la menor complejidad en la construcción. Aún así, ahí vemos como el viejo puente tiene los días contados, al menos como vía principal, ya que a pocos metros se había instalado ya uno de los tableros del viaducto que vendría a sustituirlo. La fecha de la fotografía es de los años 90.
En los vuelos aéreos del Instituto Geográfico Nacional podemos ver el antes y el después de este puente, así era en los de 1980-1986, con el puente viejo en solitario:
Y con su sustituto en pie, en los vuelos entre 1998 y 2003:
Pero vayamos a fechas más recientes, concretamente a las fotografías realizadas en otoño de 2017 y verano de 2018. Si llegamos a esta zona desde el enlace con la N-232, vemos como la carretera se encara hacia el viejo puente, hasta que la variante de trazado hace un giro a la izquierda para evitarlo.
Nosotros nos adentraremos por el camino original.
Llegamos ya al puente, y si miramos atrás, vemos la recta que hemos recorrido hasta llegar aquí, hoy desafectada del tráfico.
Una vez en el puente y girando la vista 90 grados, vemos en primer lugar los muretes de contención y al fondo el viaducto moderno que ahora absorbe el tráfico.
¿Y si queremos seguir circulando a la vieja usanza, por el puente viejo?
Complicada tarea, uno de los hitos retirados al reformar la carretera, quien sabe si el que se ubicó en este mismo punto, ha sido depositado en medio de la calzada.
Difícil adivinar la información que proporcionó el hito, aunque bajo la errónea pintura roja vuelve a resurgir el amarillo que debió llevar como carretera local, un posible punto kilométrico 3 y en su cajetín, casi con total seguridad, la clave BU-531.
Dejamos atrás el hito y cruzamos el Ebro a pie, para dar con la carretera actual...
...desde la cual tampoco se podría acceder aquí aún no habiendo hito.
Los muros de protección de una y otra carretera...
Los muros de protección de una y otra carretera...
...en dos épocas diferentes.
Y presidiendo el entorno del puente y sus avatares, una imponente peña que ha sido testigo de la evolución de este paso de la Horadada.
Podéis hallar completa información respecto a la historia del puente en este blog que localicé explorando en la red.