Personalmente, tengo una deuda pendiente con esta carretera. La conozco desde que tenía meses de edad, fruto de los viajes en el Seat 127 familiar, posteriormente sustituido por un "flamante" Peugeot 309 GT y después como conductor en edad adulta, al volante de los que ya han ido pasando por mis manos. Es la carretera que une mi lugar de nacimiento y residencia con el pueblo familiar, y aunque ya apenas lo recuerde, la que conocí cuando aún era una carretera convencional de doble sentido e interminables atascos en época estival.
Es hora de empezar a saldar esa deuda, pues esta vía lo merece. El ya extenso archivo fotográfico de la 620 generado durante años desea ver la luz, y este reportaje en concreto llevaba en barbecho demasiado tiempo.
LA CARRETERA NACIONAL 620
Una cosa es la denominación que las diferentes administraciones dan a las carreteras que gestionan, y otra cosa muy diferente es la que le otorga la cultura popular o la costumbre. No sin razón, y dado el elevado número de ciudadanos de mismo origen que la recorren, se le llamó "la carretera de los portugueses", pues fue y aún es una vía sumamente transitada por nuestros vecinos lusos en sus desplazamientos entre Portugal y el continente europeo. La N-620, oficialmente carretera de Burgos a Portugal por Salamanca, vio duplicada su calzada aprovechando en su mayoría la carretera original gracias a lo llano de su trazado, por lo que solo quedan vestigios de la misma en los accesos y salidas a las diferentes localidades. Esto ocurre por ejemplo en Estepar, donde la antigua N-620 es renombrada como N-620a, y donde el hostal Estoril permanece en pie pero cerrado, como muestra de tiempos pasados que no volverán. Su nombre es otra muestra clara de a donde nos dirigimos por esta vía. Comienza esta ruta en las afueras de la capital burgalesa, donde la N-620 se desgaja de la N-120 en Villalbilla de Burgos para tomar dirección sudeste. La siguiente imagen muestra la rotonda desde la que se separan ambas vías, con varios hitos instalados a modo ornamental, además del Monumento al Peregrino. La impronta del Camino de Santiago se hace notar. Recurro a una imagen extraída de Google StreetView pues muestra de forma fehaciente este punto y es notablemente mejor que las que yo tomé en su momento.
Al poco de dejar atrás la ciudad de Burgos alcanzaremos el lugar que va a protagonizar este reportaje, un corto pero interesante tramo abandonado en las cercanías de Frandovínez, donde encontramos no solo asfalto, también ferrocarril y los correspondientes puentes de piedra sobre el río Arlanzón.
EL VIEJO TRAMO EN LA HISTORIA
Conozcámoslo primero como en otras ocasiones, gracias a las imágenes aéreas históricas del Instituto Geográfico Nacional. La primera toma disponible es de los vuelos más antiguos que alojan en su web, en este caso los vuelos americanos Serie A de los años 1945 y 1946. En ella vemos la carretera jalonada de árboles, con el ferrocarril a su lado hasta converger en el paso a nivel situado al norte.
También están disponibles las imágenes de los vuelos Serie B de los años 1956 y 1957, aunque sin modificaciones de calado en las infraestructuras. Lo mismo ocurre con la siguiente serie disponible, los vuelos interministeriales de entre 1973 y 1986, que han sido los elegidos por su nitidez para mostrar la zona y los elementos más importantes.
Detalle de los dos puentes. Atención al puente carretero, pues en la imagen se distinguen los tajamares ubicados aguas arriba del río Arlanzón. Para los profanos, reseñar que el "tajamar" se encarga (como su propio nombre atisba) de tajar o cortar la corriente de agua, de manera que en caso de grandes avenidas estas no ejerzan presión de manera frontal sobre los pilares del puente, pudiendo comprometer la integridad de la infraestructura.
Para estas fechas, el cruce con el ferrocarril sigue siendo al mismo nivel, lo que es un problema de seguridad vial para una carretera que por entonces ya debía soportar un tráfico considerable. Recordemos que 60 años antes, el viajero Charles L. Freeston ya se quejaba de la numerosa existencia de este tipo de intersecciones durante su periplo por las carreteras del Circuito Nacional de Firmes Especiales.
Puede que la toma anterior sea de finales de los 70, pues en las imágenes tomadas a primeros de los 80 observamos que se ha llevado a cabo la construcción de una variante de trazado que saca el tráfico del casco urbano de Buniel y elimina el paso a mismo nivel en favor de un cruce en el que el ferrocarril y la carretera ya no interfieren entre sí.
Dicha situación dura unos años, hasta que la duplicación de la calzada para su conversión en autovía abandona los primeros cientos de metros del trazado original de los años 80 y con él el puente de piedra.
La siguiente imagen, del vuelo PNOA de 2005, muestra el estado definitivo y actual de este lugar.
Y sí, he añadido el texto sobre mi propia edición de las fotografías. Ya que se comparten mis imágenes en páginas o grupos ajenos sin siquiera consultar, pedir permiso, o al menos mencionar origen y/o autoría, por lo menos que quede reflejado quién se ha tomado la molestia de recortar la foto, identificar la fecha, identificar el origen, describir lo que en ella se ve y publicarla para disfrute de todos.
VISITANDO EL VIEJO TRAMO
Abandonamos la Autovía de Castilla o A-62 en sentido Burgos por la salida 16 y tomamos un camino de tierra que aparece a la derecha poco después. Mucha precaución en este punto, pues nos lo encontraremos de repente y puede ser peligroso si otro vehículo también está abandonando la autovía detrás nuestro. Tras bordear el terraplén levantado para las calzadas de salida e incorporación a la A-62, pronto aparece tanto el puente de piedra de la carretera primitiva como la última capa de asfalto de la que se dotó.
Contraste de las dos infraestructuras, a la izquierda los elementos prefabricados del tablero de la autovía, a la derecha el recio puente de piedra que albergó la N-620 de doble sentido de circulación.
Detalle de los tajamares anteriormente comentados.
Aguas abajo del puente.
Próximo a este vemos el puente del ferrocarril, que visitaremos al final del recorrido.
Es obvio que el tiempo se detuvo aquí hace muchos años. Lo atestigua tanto la obsoleta señalización como las precarias vallas del puente de piedra, suficientes quizá para un peatón, totalmente insuficientes para detener la salida de vía de un vehículo.
El ancho de la calzada es notable, digno de lo que fue una carretera nacional de finales del siglo pasado o cualquier carretera convencional actual de primer nivel.
Nada más cruzar el puente aparece una buena colección de hitos en la cuneta izquierda. Son en su gran mayoría de la cercana N-120, de Logroño a Vigo, que cruza la ciudad de Burgos en sentido este-oeste.
Los encontramos en diferentes estados de conservación y también de diferentes vías.
Más que depositados, han sido arrojados aquí.
El 160, el 155, el 167...
No podían faltar los de nuestra protagonista, la N-620.
Eso sí, en algún caso compartiendo itinerario con la comarcal C-627 de Burgos a Potes.
Dejamos los hitos atrás y avanzamos por el tramo abandonado hasta su final.
No hay forma de seguir, la vieja N-620 se entierra bajo la autovía.
Media vuelta, pero de camino nos acercamos a visitar el puente del ferrocarril, también de piedra.
De vuelta al coche, terminamos la visita en el cercano centro de Conservación de Carreteras de Frandovínez, donde un hito reciclado y adaptado a la gama cromática de la autovía A-62 nos indica que estamos en el kilómetro 16.
Habrá más reportajes sobre la N-620, nuestra historia en común lo merece.
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