Volvemos con este reportaje a la carretera nacional N-330, definida como Carretera de Murcia y Alicante a Francia por Zaragoza según el Plan de Caminos de 1940, y de la cual hablamos largo y tendido en 2018 a colación del mítico Puerto de Monrepós (parte 1 y parte 2). Hoy nos desplazamos a latitudes más bajas, concretamente al "rincón de Ademuz", entre Cuenca y Valencia. Hablamos de un tramo que perteneció a esta carretera, y que dada la orografía de la zona por la que discurre ha sido sustituido por una variante de trazado más fácil, ubicada al oeste. Como puede suponer el lector, nos fijaremos en el tramo antiguo, tramo que integró en su itinerario a la antigua carretera de Ademuz a Valencia, denominada posteriormente como C-234, y cuya nomenclatura, como veremos en adelante, sigue presente. Comenzamos esta ruta en un lluvioso día de finales de marzo, que nos ocultará en parte la belleza del área montañosa por el que discurre esta N-330 alternativa.
El viejo tramo ve nacer su variante en la conquense Manzaneruela, tal y como podemos comprobar en la siguiente captura del mapa del Instituto Geográfico Nacional, pero dada la ruta que hemos venido haciendo desde la costa mediterránea, nuestro análisis del tramo comienza algo más adelante, en Santa Cruz de Moya. Lo recorreremos hasta su fusión con la N-420, que viene desde Córdoba. Compartirá recorrido con esta y con la N-232 (ver más aquí y aquí) hasta Zaragoza, donde continuará en solitario hasta su final en Somport tras pasar el ya conocido Monrepós.
Partimos pues, en la siguiente fotografía vemos a la izquierda el tramo que viene desde Manzaneruela, a la derecha el que tomaremos, en dirección Ademuz. Hasta hace un tiempo permanecían las señales antiguas con la clave N-330, hoy no queda nada de ello.
Al menos esta señal de la orden de 1961 y su sabor añejo si han sobrevivido.
Ascendemos en altitud y pronto aparece el primero de los múltiples hitos tipo Peña que se conservan en este tramo. Como podrán observar los lectores, existen restos de pintura verde en él, característica de las carreteras comarcales.
La carretera es una sucesión de curvas, aunque estas aún son de las suaves...
Lo escarpado del terreno obligó en su momento a excavar trincheras en las que encajar la carretera.
Horquillas...
...más hitos...
...y algún que otro estrechamiento.
Como recordaréis, hemos hablado a comienzos del reportaje de la "doble personalidad" de este tramo, y aquí tenemos la prueba, el km. 7 (no el original, sino desde Santa Cruz de Moya) de la N-330 y el 121 (kilometraje original desde Valencia) de la C-234 en el mismo hito.
Poco más adelante llegamos al límite provincial entre las provincias de Cuenca y Valencia, pero aquí no hay hitos divisorios, solo las actuales señales metálicas, si bien es cierto que la tipografía de la que anuncia la entrada en la Comunidad Valenciana ya no es muy habitual de ver.
A partir de aquí empiezan a faltar alguno de los hitos Peña, que son sustituidos por sus hermanos de metal.
El paisaje sigue siendo de gran belleza, tanto en lo natural...
...como en lo carretero, con esta estampa tan característica del túnel y el hito Peña.
Puente sobre la rambla del Barrancón, que desagua en el Túria, río que discurre en paralelo a todo este tramo.
Llegamos a Casas Bajas...
...y a su vecino Casas Altas.
Cerca de Ademuz tenemos opción de tomar la nueva N-330. Huelga decir que continuaremos por el antiguo trazado.
Otro Peña compartido, aunque en este caso con la clave de la carretera comarcal se ubicó en su momento en la parte baja.
Al fondo la valenciana Ademuz.
Alguna señal antigua pasado Ademuz...
Y vamos llegando al final, al enlace con la N-420, carretera de Córdoba a Tarragona.
Por aquí hemos venido, desde Ademuz el trazado de esta N-330a es algo más suave, y el paisaje más llano.
Lamentablemente, el día del viaje fue sumamente lluvioso, como detalle comentar que la ruta de aquel día partió de Sagunto bajo la lluvia, lluvia que no cesó, solo lo hizo en parte hasta cerca de Zaragoza, por lo que es más que posible que algún detalle o muchos se quedasen sin fotografiar. En cualquier caso, la belleza del lugar y lo atractivo de sus carreteras hacen de este entorno un sitio al que volver en un futuro, futuro en el que estaría genial poder parar a tomar algo en este bar de nombre mítico...