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18 enero 2020

De Mérida a Plasencia por la N-630

La historia que entierra el corredor que va en sentido Sur-Norte, desde Sevilla hasta Gijón, da indudablemente para cientos o miles de líneas de escritura. Desde la antigua y romana vía de la plata, ya de por si asentada en algún camino anterior, a la actual A-66, que ha dejado en el ostracismo a una N-630 que hasta hace poco absorbía el total del tráfico. En esta ocasión no vamos a detenernos en la parte histórica, vamos a hacer un pequeño recorrido fotográfico por el tramo entre Mérida y Plasencia.


La ruta recogida en este reportaje entra dentro del marco de un viaje realizado en la primavera de 2017, viaje que me llevó desde el norte peninsular a tierras extremeñas. Este tan solo es un pequeño extracto de varias rutas realizadas por la zona. El viaje partió de la histórica Emérita Augusta (Mérida), pasando por Cáceres y finalizando en Plasencia.

Ejemplo de la historia relacionada con esta vía es el legado romano, del que ya hemos hablado varias veces en este blog y del que tenemos una muestra ejemplar en las inmediaciones de la histórica Mérida. Se trata del embalse de Proserpina, al norte de la ciudad y desde el que partiremos en nuestro viaje por la N-630. Construído su dique en el siglo I a.C. para abastecer a la flamante capital de la Lusitania, sigue en uso hoy en día, veinte siglos más tarde. Con alguna lógica modificación después de tantos años, continúa abasteciendo a la capital extremeña, y es además zona de baño y recreo para los emeritenses actuales.


Muros de "opus caementicium", romano, y de cuyo término intuímos la etimología de la palabra "cemento" actual..



Nos ponemos en marcha y tomamos la carretera de conexión entre el embalse y la N-630. Una vez allí, comenzamos a recorrerla en sentido norte.


Nos acompaña la soledad más absoluta, desde la apertura de la A-66, son muy pocos los que recorren esta carretera. Algo muy parecido a lo que ocurre con la N-V y que vimos hace unos meses en la zona de Jaraicejo, donde el tráfico discurre por la A-5, ajeno a lo que suceda en la vieja radial.


Pronto encontramos un tramo abandonado, sustituido por un nuevo recorrido con curvas suaves y amplias, pero igual de solitarios los dos. En esta captura de Google Maps podemos ver los tres trazados, las dos nacionales (antigua y moderna) y su sucesora A-66.



La maleza siempre reclama lo que un día fue suyo, y la vegetación empieza a crecer entre el avejentado asfalto.





Curvas pronunciadas y desmontes de poca entidad.


Aprovechando la pared de uno de esos desmontes, encontramos la rudimentaria publicidad de Ulloa Óptico que vimos también en el Manzanal leonés y que décadas más tarde sigue desafiando la sentencia en su contra.




Volvemos a la carretera actual, a unos pocos kilómetros llegamos al puente sobre el río Aljucén.



Dejamos atrás la provincia de Badajoz y entramos en Cáceres.


Curioso monolito, muy alejado de los insulsos carteles provinciales actuales.




En la provincia de Cáceres las rectas empiezan a cobrar protagonismo y llegamos al kilómetro 570.


Parada para descansar en la capital, sin dejar de lado un paseo a pie por el casco antiguo y sus rincones más singulares.


Dejamos la ciudad y continuamos viaje, la carretera sigue igual de vacía aquí, salteada con algún que otro tramo abandonado.


Las estrecheces en los puentes, tan molestas para el tráfico de la época.


Postes de vallas de contención, el mallazo ya desapareció.


La N-630 discurre ahora en paralelo al embalse de Jose María Oriol, embalse que esconde trazados y vestigios carreteros. De sus aguas emerge la Torre de Floripes, torre del homenaje del también conocido como Castillo de Alconétar.



Estamos en uno de los múltiples ramales de tan vasto embalse, y como en tantos otros, cuando baja el nivel del agua emergen antiguas infraestructuras.


Puente anegado de la N-630 y alcantarilla de otro camino local al fondo.


El ferrocarril corre también en paralelo a la N-630.


Otro elemento de épocas pasadas es el puente romano de Alconétar, aunque la peculiaridad de este es que no se encuentra en su ubicación original, si no que fue trasladado piedra a piedra para salvarlo de las aguas, como nos cuenta Emilio en su blog.


Llegamos ya a Plasencia, donde no puede faltar la fotografía del conocido hito de la N-630.



Desde aquí el viaje continuó hasta la comarca de Las Hurdes, pero eso ya es otra historia...

2 comentarios:

  1. Hola. Me gustaría saber de que color pintaban las lineas de las carreteras y autopistas allá por los 50. ¿Blancas o amarillas?

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    1. Hola, lamento profundamente la tardanza en contestar, no ha sido hasta ahora que he entrado a releer este reportaje cuando he visto el comentario. La pintura amarilla se utilizó para la línea central de las carreteras hasta finales de los 60. Posteriormente se unificó el color blanco para todas las marcas viales, exceptuando obviamente la señalización horizontal de obras.

      Saludos y gracias por tu comentario.

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