No es la primera vez, ni seguramente será la última, que en este blog nos acerquemos a la carretera N-111. Ya en su momento la analizamos en toda su extensión en la primera entrega de "Kilómetro a kilómetro", y aunque es una carretera con múltiples atractivos y singularidades, ahora nos centraremos en uno de los tramos que por cercanía tengo la suerte de poder visitar con cierta frecuencia y que nos llevará por tierras navarras desde Viana hasta Los Arcos, en paralelo al tan conocido Camino de Santiago. Desde la apertura de la autovía de Navarra o A-12, este tramo, como tantos otros de esta antigua N-111 y que aquí ha sido renombrada como NA-1110, ha quedado casi en el olvido, únicamente destinado al tráfico local o a los cuatro nostálgicos que preferimos recorrer sus múltiples curvas frente a la comodidad de la autovía. No es una carretera abandonada, pero es una bonita carretera para conducir y disfrutar.
Partimos desde la histórica ciudad de Viana, localidad navarra casi limítrofe con La Rioja y a escasos kilómetros de Logroño. Fundada en 1219 por Sancho VII de Navarra, coloquialmente Sancho "El Fuerte" y recibido el título de ciudad en un más reciente 1630, acaba de celebrar su 800 aniversario.
En el siempre necesario estudio histórico de la vía observamos como a mediados de los 50 el tráfico de la N-111 bordea el casco urbano ceñido al lado sur.
Fuente: Instituto Geográfico Nacional.
Años más tarde, se ha construido una variante más al sur que la anterior y que queda fuera del casco urbano. Años 73-86.
Fuente: Instituto Geográfico Nacional.
En la vista aérea actual la variante de los años 70 ya está integrada como otra vía urbana más y son numerosos los negocios y viviendas levantadas a lo largo de la misma.
Fuente: Google Maps.
La primitiva carretera de acceso a Viana lo hace mediante una vía en terraplén qué, dadas sus características constructivas no será especialmente antigua, pero sí anterior a lo que está documentado en las fotografías aéreas históricas del Instituto Geográfico Nacional, que se remontan como máximo a 1945.
Veamos el terraplén de acceso con más detalle.
En este punto el actual muro aparenta haber sido levantado sobre los restos de alguno existente anteriormente.
Parece como si todo el entorno que rodea al túnel haya sido reconstruido o al menos su revestimiento exterior.
El escudo de la localidad custodia el túnel practicado para el paso de una vía urbana.
En este lateral del terraplén es más evidente la presencia de los sillares originales.
Observamos la larga recta que enlaza con la ciudad de Logroño, y destacamos el mantenimiento y conservación de la estructura de contención mediante malecones y barreras de tubo metálico embutidas en los mismos.
Adentrémonos ya en el casco urbano de la ciudad.
Los muretes de protección continúan por la primera variante de Viana.
A mitad de camino encontramos un saliente en el muro que por su silueta aparenta ser un hito de carretera, del tipo francés tan habitual por tierras navarras y que veremos con más detalle al final del reportaje.
Parece estar revocado con el fin de mimetizarlo con el muro de piedra, y no hay rastro alguno de inscripción que pueda atestiguar que se trata de lo que parece que se trata.
Quién sabe. Continuamos y descendemos del cerro sobre el que se alza la ciudad para tomar la variante de los años 70. Anchura de calzada y doble carril para cada sentido de circulación, el tráfico de décadas pasadas así lo requería.
Viejos hitos kilométricos y viejos talleres que se ubicaron en esta variante de la N-111.
Publicidad con solera a la salida de la localidad. ¿Cómo no se protege este tipo de letreros realizados en azulejo, técnica más que olvidada y con tantos años a sus espaldas?
Con el soberbio anuncio de Philips en el retrovisor, tomamos la NA-1110, antigua N-111 en dirección a Los Arcos. Circulamos ahora por un tramo de carretera prácticamente vacío, en el que en fechas entre primavera y otoño encontraremos más peregrinos que vehículos.
Encontramos grandes curvas con sobreancho, algo realmente útil cuando siendo esta la principal vía de comunicación entre Logroño y Pamplona, debía absorber también el voluminoso tráfico pesado que circulaba por esta carretera, en ocasiones tortuosa.
Viejas obras de fábrica para sustentar la vía.
Esta que vemos a continuación ha sido recientemente remozada.
Tras una pronunciada curva aparece la ermita de la Virgen del Poyo.
La ermita pertenece a la localidad de Torres del Río, en cuya entrada encontramos el típico silo de cereal, elemento ya mencionado en anteriores entradas del blog.
La práctica totalidad de las localidades navarras tiene o ha tenido su cartel de azulejo nombrando el lugar. Hoy persisten muchos, pero no hay un plan de protección específico para evitar que vaya desapareciendo este tipo de patrimonio.
La carretera dando nombre a una calle de Torres del Río.
Bifurcación de trazado...
...a la izquierda el "nuevo" y actual paso de la carretera...
...y a la derecha el viejo, ya como una calle más de la localidad.
La carretera asciende a mano izquierda, nuevamente en terraplén.
Nueva cartelería en azulejo en Sansol.
Estamos en zona vinícola, las viñas y la publicidad asociada toman protagonismo por aquí.
Llegamos a Los Arcos, población de importancia para los peregrinos, a los que ofrece múltiples servicios y que además es el final de nuestra ruta.
Entramos en el casco urbano, quizá necesitemos una pequeña revisión del vehículo, o montar una batería de la extinta marca KLG...
Terminamos junto al cementerio de hitos, viejos y mudos testigos del paso de una ya inexistente Nacional 111.